La primera motivación que tiene todo emprendedor es querer hacer del mundo un lugar mejor. La mayoría de los inventos que se han realizado en los últimos años, lo que han buscado en el fondo es mejorar la vida de todas las personas, sin importar en qué lugar del planeta se encuentren, cuáles son sus creencias, su sexo o raza.
Los fundadores de Google deseaban facilitarnos a todos la búsqueda de información a nivel mundial y hoy en día dedican todo sus esfuerzos a mejorar los procesos comunicativos y educativos del mundo. Facebook, se está esforzando por brindarle la oportunidad a todos los seres humanos de tener conexión a internet, a través de convenios con países del tercer mundo y el desarrollo de nuevas tecnologías.
Todos estos son ejemplos de cómo el verdadero espíritu emprendedor se basa en ayudar a otros y en buscar la cooperación en vez de la competición.
La meta es el altruismo
Ayudar a otros a ser mejores debe ser la premisa de cualquier emprendimiento, no importa si tu idea de negocio es grande o pequeña. Los estilistas de todo el mundo se ganan la vida, regalando felicidad a las personas que se van a arreglar a sus salones de belleza, las editoriales se ganan la vida compartiendo cultura al mundo, los actores logrando sembrar un sentimiento reflexivo en su audiencia, los escritores creando momentos inolvidables, y así todos tenemos una función dentro de la sociedad, que busca hacer del mundo un lugar más hermoso.
El espíritu altruista siempre está presente en cualquier idea del hombre, porque los productos y servicios que vamos a ofrecer, no están pensados en satisfacernos a nosotros mismos, sino, que buscan satisfacer a las demás personas y ayudarlas en sus actividades diarias.


¿Por qué el éxito se basa en ayudar a otros?
Como ya dije, cuando creamos un producto o servicio lo que buscamos es satisfacer las necesidades de un mercado meta, es decir, un grupo de personas que presentan la misma necesidad o problema. Pero, estas personas también poseen una serie de valores e ideales que buscan construir una mejor realidad para todos.
Por ejemplo, si vamos a comprar un aire acondicionado para el cuarto, posiblemente terminemos comprando aquel que consume menor cantidad de energía y resulte ser menos contaminante para el ambiente. Porque, aunque nuestra necesidad real es refrescarnos, nuestra conciencia nos dice que tenemos un único planeta, que es la casa de todos y que debemos cuidarlo y conservarlo para las futuras generaciones.
Lo normal hoy en día, es que las ideas de negocios busquen desde un principio procurar ese valor añadido, esa visión de hacer algo bueno para todos los seres humanos. Tal vez nuestro impacto este centrado solo a nivel comunitario, regional o nacional. Pero tarde o temprano esa idea seguirá creciendo y abarcara lugares mucho más lejanos, siempre y cuando, logre un impacto positivo en todos sus consumidores. Porque a final de cuentas, el éxito solo se consigue a través de la felicidad ajena.
Es el niño que sonríe al abrazar el oso de peluche que creamos, la mujer que sale a comerse al mundo ataviada del traje que confeccionamos, el niño que aprende a leer con el libro que escribimos, el hombre que se mantiene en movimiento en el coche que producimos, la persona que decidió acabar con sus vicios por la charla que dictamos.
«El Exito solo se Consigue a Través de la Felicidad Ajena»
En conclusión, no importa si crees que puedes o no hacer del mundo un lugar mejor, porque tarde o temprano te darás cuenta que solo por el hecho de existir, soñar y crear, el mundo es mejor para todos.
Déjame un comentario al final de este artículo con aquello que haces para conseguir hacer feliz a otros. ¿A que te dedicas? ¿Necesitas orientación? Rellena este formulario si es tu caso.
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